lunes, 7 de marzo de 2011

Crónica . Intercambio Rep. Checa: PRAGA

Claudia nos dejó por escrito el quinto día de intercambio en Rep. Checa!!! Disfrutad de la lectura!

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Y por fin llegó el día de Praga. Y ya que vamos, tocará madrugar. Seis y media de la mañana. Esta vez, cuesta más levantar al equipo español, pero fuimos de los pocos que logramos llegar al desayuno. Cogemos nuestros pack lunch y para el autobús. Mientras lo esperamos, que mejor manera que cantando pelota de Ping-pong. ¡¡Menudo exitazo!!

Llegamos a Praga y… a ver cosas. Ruta turística con la maravillosa guía: Eva.

¡Qué bonito! Y ¡Qué frío también! Ni un minuto para parar a comprar nada. Todo estaba calculado al milisegundo porque a las 3’30 teníamos una reunión con los “jefes”. Pero eso sí, nos permitimos el lujo de comer en un restaurante con vistas panorámicas. Aunque alguno que otro se quedó dormido y no pudo disfrutarlo.

Se va acercando la hora de la reunión y nosotros en la otra punta… tuvimos que correr… el objetivo de no llegar tarde… Bueno, ¡¡sólo fueron dos o tres minutillos nada más!!

Y allí esperándonos estaban vuestros amigos checos, Klara, Libor y Jurka deseando de ver a la súper spanish líder. Y bueno, nos vamos para la Agencia Nacional de Juventud Checa (que son quienes aprueban o deniegan los proyectos de Intercambio), donde Ana dejó bien alto el nombre de Serendipia. Después de las presentaciones y de una charla, nos toca hacer un pequeño trabajito y presentarlo. Foto de grupo y, ¡a cenar! Aunque nosotros (Bea, Pablo, Ignacio y yo) conseguimos escaparnos para comprar algún recuerdo. Cenamos. Y una vez cenados estuvimos a puntito de quedarnos en el bar, pero menos mal que decidimos movernos porque si no, nos hubiésemos perdido los fuegos artificiales, que de casualidad los vimos por las calles de Praga. En nuestro paseo nocturno, también nos encontramos con el grupo italiano que después de pasear un rato con nosotros decidió irse a un sitio calentito; nosotros, en cambio, con un paso rapidito nos fuimos a ver el cambio de hora del reloj astronómico. ¡Había que verlo!

Y de vuelta a Savaza en tren. Dormiditos todos. Hasta que hicimos transbordo a un pequeño trenecito que parecía de juguete, en el que sólo algunos tuvieron la suerte de poder quedarse dormidos. Llegamos al hotel y no pijama party.

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